Servicios de representación de auditoría fiscal del IRS
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H&CO
:
24-feb-2025 10:43:56
El presidente estadounidense avanza en su propuesta para arancelar a aquellos países donde considera que hay una mala gestión comercial, desde Canadá y México hasta China.
Desde que asumió su segundo mandato, el Donald Trump se enfocó en el pago de impuestos sobre productos provenientes de sus vecinos y socios comerciales. Se trata de una promesa electoral que el mundo sigue con gran interés: las contribuciones de comercio exterior a través de aranceles sobre los productos extranjeros.
Los aranceles de Trump sumarían ingresos tan grandes que para su control y gestión se propone crear una nueva agencia. Se trata del Servicio de Impuestos Externos o Servicio de Recaudación Exterior, con funciones similares a la administración tributaria (SAT) que ya existe en México.
Muchos aspectos de la nueva agencia siguen sin estar claros. Por ejemplo, en qué se diferenciaría de las operaciones actuales que realiza la agencia federal de aduanas. Y cómo impactará en las reglas generales de comercio exterior.
Ya en los primeros días de su gestión el mandatario estadounidense advirtió que consideraba imponer aranceles del 25% a todos los productos mexicanos y canadienses. Además, también anunciaba un 10% a los productos provenientes de China.
La medida se interpreta a partir de la mirada de Trump sobre las gestiones comerciales globales por parte de gobiernos de los mencionados países. En particular, en relación con la migración y el narcotráfico.
La imposición del 25% es un arancel muy amplio, porque abarcaría todos los productos mexicanos y canadienses. Por esta razón, expertos en comercio y relaciones internacionales han expresado un cierto nivel de escepticismo.
Pero hay más. Aunque el arancel perjudica al país exportador, el primero que tiene que pagar el impuesto es el empresario de Estados Unidos. El importador de aguacates, tomates, partes de automóviles, cerveza o acero tiene que pagar en la aduana ese valor extra cuando ingresa los productos.
Por eso los expertos también señalan que a nivel nacional las empresas y los consumidores terminan pagando los costos que se trasladan a los productos. Si Trump impone aranceles a México, por ejemplo, también puede impactar en la economía de Estados Unidos.
Donald Trump confirmó la implementación de un arancel cercano al 25% para las importaciones de automóviles en el corto plazo. El mismo comenzaría a estar vigente desde abril.
El principal socio comercial de Estados Unidos es México, del que recibe el 80% de sus exportaciones. Por ejemplo, muchas de las empresas estadounidenses dependen de la industria manufacturera de México. Si ya no pueden ingresar los productos a un precio competitivo, estarán en serios problemas.
Por su lado, algunas empresas mexicanas han expresado que podrían trasladar parte de su producción a Estados Unidos para evitar los gravámenes
Ante un escenario como ese, Trump tendría que lidiar con presiones inflacionarias que él prometió bajar durante su campaña. Esta promesa electoral le ayudó a regresar a la Casa Blanca en medio de un clima de insatisfacción por el alto costo de la vida.
Entre las reacciones que despertaron los aranceles de Trump, el profesor Gerardo Esquivel de la UNAM piensa que no es una amenaza creíble. "Lo que quiere es empezar una negociación con ventaja", sostiene. Joan Domene, economista jefe para América Latina de Oxford Economics, tampoco vislumbra una aplicación generalizada a todos los productos mexicanos.
Algunos expertos citan como antecedente el caso del impuesto a las lavadoras extranjeras que Trump aplicó en 2018, durante su primer mandato. Se concluye que en ese entonces el precio de las lavadoras en Estados Unidos subió 12% como efecto directo del arancel.
La idea de aquel arancel era proteger a los productores locales contra el masivo ingreso de lavadoras muy baratas desde el exterior. Era un desafío que se lo entendía como un caso de competencia desleal o dumping.
Los estadounidenses terminaron pagando cerca de US$820.000 más en la compra de lavadoras, por cada empleo creado. No fue un buen negocio para el país y fue conocido como el "efecto lavadora", en referencia al aumento de precios que pagaron las familias estadounidenses. En última instancia, los consumidores son quienes terminan cargando el costo de la guerra comercial.
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