El Salvador es una economía libre, estable y orientada a la exportación.
El país dolarizó su economía en 2001, por lo que desde entonces El Salvador ofrece mayor certidumbre y estabilidad monetaria a los inversionistas como resultado de la eliminación del riesgo cambiario, así como una baja inflación.
El Salvador cuenta con importantes ventajas competitivas para las empresas estadounidenses, entre ellas su cercanía geográfica y rapidez de respuesta, así como su participación en tratados de libre comercio que le dan acceso al país a un importante mercado de clientes potenciales.
La mano de obra salvadoreña es reconocida internacionalmente por su laboriosidad, eficiencia y ética de trabajo. Los inversionistas establecidos en el país lo ubican como uno de los más destacados del mundo.
El Salvador es miembro del acuerdo CAFTA-DR, que elimina la mayoría de las tarifas y barreras para los bienes de los Estados Unidos, protege las inversiones y la propiedad intelectual y crea un marco comercial más transparente.